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Amor en tiempos de guerra

Hace tres años, Martha Carroll, una estudiante de cuarto año de enfermería, fue a un partido de fútbol americano en el Sun Bowl de UTEP. Ella estaba lejos de imaginar que ahí conocería a Robert, un  joven militar que luego se convertiría en su esposo.

Cuando Martha y Robert se vieron por primera vez, ocurrió algo mágico. Ambos coinciden que fue atracción inmediata. “Nos encontramos cuando fuimos a los puestos de concesión (comida) para comprar algo”, dice Martha. “Cuando nos vimos, platicamos y ahí nos intercambiamos números de teléfono”.

Después de tres semanas de conocerse y hablar constantemente, salieron por primera vez en una cita. “Después de cenar me llevo a ver la ciudad a Transmountain (la carretera que cruza la parte norte de las montañas Franklin)”, dice Martha.

Cuando se conocieron, Robert le contó a Martha que era soldado de la infantería del ejército, lo cual no fue un obstáculo para que Martha lo aceptara como su novio.

“A mí no me importó que él estuviera en el ejército, no fue algo que me molestó”, dice Martha.

En octubre del 2009, a Robert lo enviaron a Fort Hood en Killeen, Texas. Él regresó a El Paso justo para Navidad, y aunque sólo tenían un año de conocerse, él le propuso matrimonio a Martha. “Yo presentía que algo iba a pasar”, dice Martha. “Él me decía, ‘te tengo un regalo muy grande, va a ser la mejor Navidad’, por eso ya sentía que iba a
pedir mi mano”.

En menos de seis meses terminaron los preparativos de la boda y en mayo del 2010 se casaron.

Algunos opinan que las relaciones románticas con militares son cortas. Sin embargo, muchas de  estas relaciones terminan en matrimonio, ya que con frecuencia los militares son enviados a diferentes lugares (dentro y fuera del país) para propósitos de entrenamiento, logísticos o de batalla.

Según los últimos datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, el promedio de edad en el que se contrae matrimonio en este país es de 26 años para las mujeres y 28 para los hombres. En contraste, los datos más recientes del Ministerio de Defensa revelan que el 28 por ciento de los hombres de 21 años que están enlistados en el ejército ya tienen un cónyuge. Igualmente, se muestra que el 60 por ciento de los soldados de 25 años de edad están casados.

Para Sherri Terrell, directora del centro de consejería de UTEP, la forma en la que los soldados y jóvenes estudiantes llevan las relaciones amorosas no ha cambiado con el paso del tiempo. Desde la Primera y Segunda Guerra Mundial, las parejas del ejército se casaban más rápido, usualmente porque los hombres se iban al entrenamiento militar para luego viajar y pelear en el extranjero.

“Yo creo que las parejas jóvenes se casan más rápido porque ellos piensan que así es como se solidifica la conexión que tienen”, dice Terrell. “Los matrimonios se llevaron a cabo históricamente desde esos tiempos porque
así las parejas demostraban el amor que había entre ellos”.

 

La familia de Martha estaba feliz por su casamiento hasta que Robert fue desplazado a Afganistán. El hecho de que ella estuviera sola por meses mientras él cumplía su servicio militar fuera del país preocupaba especialmente a la mamá de Martha. Mientras Robert estuvo en Afganistán, Martha y él se comunicaban por Skype (un programa de video llamadas por Internet) y también hablaban por teléfono en las mañanas y en las noches. Aunque estaban en constante comunicación, Martha dice que la distancia hacía la relación cada día más difícil y terminaban peleando.

“A veces se enojaba porque yo salía y como él estaba allá (en Afganistán), él no podía salir”, dice Martha. “Después teníamos que arreglar las cosas entre nosotros para que no se pusiera celoso”.

Ahora que Robert está en la base militar de Fort Bliss, Martha dice que la vida matrimonial es un poco complicada mientras ella va a la universidad. “Tengo que ir a la escuela, leer, estudiar y luego llegar a hacer comida y recoger la casa”, dice Martha. “También tengo que hacer tarea y darle tiempo a él. Ahora tengo que dividir mi tiempo para hacer todo lo que tengo que hacer”.

Aunque parece ser que muchos jovénes terminan casándose por miedo a perder a sus parejas, otras personas como Leba Hirsch, gerente del Servicio de la Comunidad Militar de Fort Bliss, no cree que haya muchas parejas que se casen por razones de desplazamiento.

“He sido esposa de un militar por muchos años y no pienso que ellos (soldados) se casen a corta edad por el despliegue”, dice Hirsch. “Personalmente, yo conocí a mi esposo después de dos años y medio de que me graduará de
la universidad”.

Algunos ven el despliegue como una razón para casarse y otros como una prueba. Un estudiante de justicia criminal Katherine García y Raúl Ramos decidieron no casarse aún cuando Raúl ya ha sido desplegado en diferentes ocasiones.

Katherine y Raúl se conocieron en la preparatoria. Ella nunca había querido estar con alguien que estuviera en el ejército. “Fuimos novios antes de que él fuera a su programa de entrenamiento”, dice Katherine. Él se enlistó en la infantería de marina después de que se conocieron hace dos años y medio.Watch Full Movie Online Streaming Online and Download

Katherine dice que por el momento no quiere preocuparse por la vida matrimonial y prefiere enfocarse en sus estudios. “Si podemos sobrellevar la relación durante el despliegue, la probabilidad de que sigamos juntos a largo plazo será todavía mejor”, dice.

Raúl quería casarse con Katherine antes de que fuera desplegado. “Él quería casarse antes de que lo mandaran a otro lugar porque quería tener los beneficios que le dan a las parejas casadas, pero yo pienso que es importante acabar la escuela primero”, dice Katherine.

Al casarse, los soldados reciben beneficios de matrimonio. Estos incluyen un aumento en el salario, subsidio de vivienda, asistencia de salud, apoyo de casamiento y seguro de vida,
entre otros.
Los beneficios que obtienen los soldados por casarse ayudan a sus esposas mientras ellos estan fuera. Mikki Fanlo tiene 24 años y es originaria de El Paso. En noviembre pasado, ella se mudó a San Antonio porque su esposo, Aaron Marr, quien es un soldado de la infantería del ejército, fue transferido a Fort Sam Houston. Hace poco, Mikki contrajó una infección en los riñones que la obligó a ir al hospital de emergencia.

“Me ayudó mucho (tener) los beneficios de salud porque me enfermé cuando mi esposo estaba en Corea; fue un alivio”, dice Mikki. “La aseguranza de mis padres no me cubría todo. Cuando fui al hospital, la ayuda de los beneficios de matrimonio y salud cubrieron los gastos”.

A pesar de que algunas parejas se casan jóvenes, las estadísticas muestran que las relaciones de noviazgo y de matrimonio con soldados son exitosas y hay un bajo índice de divorcio. En el 2010, 7.8 por ciento de mujeres en el ejército tuvieron un divorcio comparado con 3 por ciento de hombres en el ejército, según indicadores del Pentágono.

Mikki dice que parejas se casan muy jóvenes por diferentes razones. Para ella, cada relación es diferente, pero generalmente dice que se casan porque se encuentran separados y el lazo que crea el matrimonio los mantiene juntos.

“Muchas parejas se casan por el amor que se tienen. Él (Aaron) y yo nos amamos y tuvimos que arreglar nuestros problemas mientras él estaba al otro lado del mundo. Él es mi mejor amigo y estoy muy feliz con él”, dice Mikki.

IN BRIEF

As the military presence grows in the El Paso region, many students at UTEP who become involved in a relationship with members of the military may find that it requires much sacrifice and effort. Many times these relationships culminate in marriage.

Sherri Terrell, director of the University Counseling Center, says that young couples involved with a military member tend to marry because they seek to solidify the connection that exists between them. “Marriages have historically been taking place because couples can demonstrate the love that they have for one another.”

While some may think that people in the military get married for fear of losing their relationships as they get deployed, Leba Hirsch, manager of Fort Bliss’ Army Community Service, does not believe that this is the case. “I have been the wife of a military man for many years and I don’t think that soldiers marry at a young age as a result of deployment. Personally, I met my husband two and a half years after graduating from college.”

Some couples perceive deployment as a challenge that must be overcome in the relationship before taking the big step. Criminal justice major Katherine Garcia met Raul Ramos during high school before he joined the Marine Corps. Both agreed that they want to focus on their individual goals before thinking of marriage. “I believe that if we can continue the relationship during the time that he is deployed, the probability that we will continue to be together in the long run will be much higher,” says Katherine.

When military personnel get married they may also receive several benefits that include an increase in their salaries, additional health care and health insurance benefits and a housing subsidy. Mikki Fanlo, sophomore nursing student, says she is thankful for these benefits. Mikki, who got sick while her husband, a Fort Bliss soldier, was in Korea, says she was able to use these benefits to pay the cost of emergency medical services.

Despite the fact that many of these couples marry at a young age, the relationships between military men and women can be successful. Just like Katherine or Mikki, these relationships often result in marriage, a strong union that keeps them together despite wars, distance and separation.

 

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